hace tiempo que no vengo por aquí, y hoy aprovechando una noche tranquila me pongo a recoger las nuevas ideas y aquí os dejo una nueva campaña de contrapubli que se me ha ocurrido. nuevas reflexiones sobre la soledad ¿te tomas un café solo? sobretodo sobre la soledad de la vejez y la pobreza. iré poniendo más.

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espero que os guste y espero comentarios.

jota

3 respuestas a «reflexiones sobre la soledad»

  1. Existen muchas personas que son incapaces de salir solos a los sitios, más que al supermercado cerca de su casa a comprar la comida, ni para tomar un simple café en el bar de la esquina siquiera, ni para ver una película en un cine, y mucho menos para pasar unas vacaciones fuera del hogar, en la playa o en la montaña durante varios días seguidos. Es porque las cosas se disfrutan cuando tienes una buena compañía con la que compartes lo que haces, y a veces eso no depende ti solamente, debes tener suerte para dar con alguien que merezca la pena, es decir, cuando percibes que quien está contigo está a gusto a tu lado, y en consecuencia tú mismo eres feliz. La felicidad está en compartir.

    ¿Qué aliciente tiene estar en un hotel y pasarte todas las vacaciones comiendo solo en el restaurante sin tener con quien hablar durante la velada, o en la playa tumbado sobre una toalla sin comentar todo lo que ves, lo que te parece bonito e interesante? Ninguno. Hay gente valiente que se va sola a la aventura a viajes organizados, son los menos, incluso muy lejos a países exóticos, que busca programas de grupo para entablar amistad con desconocidos, es una lotería, una apuesta peligrosa porque tienes que estar mendigando compañía y conversación con extraños, y te arriesgas a no encontrar a nadie que quiera pasar las horas dándote palique. Un individuo solo se ve como alguien raro, los demás se dicen que si está solo por algo será. Por eso personas que están solas, terminan no yendo a ningún sitio, conozco bastante gente así, aunque tengan medios económicos para viajar por todo el mundo. Es triste esta realidad, pero ocurre así.

    Recuerdo el caso de mi madre que se estuvo hace unos años de vacaciones con la tercera edad, durante los programas de invierno a un hotel en Ibiza del Inserso, en temporada baja, con una persona que la consideraba su amiga, y luego cuando llegó al hotel durante 15 días, su acompañante femenina, se enrrolló con hombre mayor que conoció en hotel, yéndose con él todo el rato, y dejando a mi madre sola durante todo el día, sin saber qué hacer ni con quien ir, hasta que llegaba la supuesta amiga a la habitación por la noche a dormir. Fue una marranada que mi progenitora jamás olvidará, porque las pasó canutas durante ese tiempo, mendigando con otros desconocidos, que la dejaran estar comiendo o hablando. Evidentemente no volvió a relacionarse con ella jamás. Como si la gente estuviera a la expectativa para hacerte daño gratuitamente sin razón ni causa, a la espera que tuvieras una bajada de guardia para hacertelo. Porque si vas con una persona no la puedes dejar tirada, eso no se hace, es una guarrería inadmisible.

    Es como si la compañía tuviera un precio que habría que pagar siempre, así que la compañía como todo, no se valora hasta que no se tiene y se pierde.

    ARTURO KORTAZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA©

  2. Es triste, pero vivimos en la era de la soledad que está causada por un racionalismo materialista que lo envuelve y atrapa todo, que es como una losa que nos cae encima sin avisar y nos deja destrozados. Con una conveniencia absoluta de hacer lo que se antoje a cada uno sin tener escrúpulos, apoyado en la libertad individual como fin supremos por encima de los valores éticos. Es como si todos se doblegasen a lo que tienen en el ahora, porque no les queda otro remedio, tan sólo por esa razón lo aceptan, pero con las vistas puestas en algo superior, como un estado permanente precario y temporal, donde lo que sea sirve por el momento, pero a su vez carece de valor definitivo, con una inestabilidad e inseguridad insoportable.

    De tal manera que en algunos momentos me da por pensar que lo mejor sería no relacionarse demasiado con gente nueva desconocida, para no exponerse excesivamente a que nos conozcan demasiado, y de esa forma no arriesgarse a que nos desprecien por saber nuestras intimidades y flaquezas, para que luego nos menoscaben. Al cabo y al fin, lo bueno de la libertad es que carece de reglas fijas, cada uno se las crea así mismo, ya que a lo que a unos les emociona a otros les recochinea.

    No veo el pesimismo por ningún lado en mi texto, es una reflexión sobre la soledad, nada más. Hay casi seis millones de personas viviendo solas en el Estado español, sobre todo en las grandes ciudades, de las que la mayoría no han elegido su soledad, solamente la vida se lo ha impuesto sin pedirles opinión, por viudedad, por orfandad o por una separación conyugal por decisión propia o ajena, pero muchas veces es mejor estar solo que mal acompañado. Lo ideal es la compañía buena, pero no depende únicamente de nosotros mismos, tiene que haber otra persona que quiera estar a nuestro lado, no siendo siempre fácil o posible. En ocasiones la soledad es una bendición.

    No es lo mismo la soledad que vivir solo, ni tampoco sentirse uno solo con ser una persona solitaria, porque la soledad es bastante peligrosa para las mentes que no son muy fuertes, y que piensan demasiado como la mía, ya que precisamos ver a nuestro alrededor personas que piensen y hablen con nosotros, pero tampoco hay tantas personas que tengan algo interesante que decirnos, y cuando estamos más tiempo de la cuenta solos, creamos duendes en el vacío con los que comunicarnos. A mí me gusta a veces estar sin tener nadie a mi lado, lo busco adrede, pero no que sea una imposición, sino como una elección mía placentera y libre. Elijo a veces estar en soledad para evitar apechugar con las vicisitudes y las congojas ajenas, porque soporto mejor mi propio dolor que el ajeno.

    Quienes no saben o no puede estar solos acaban siendo dependientes de otras personas que a veces son dañinas para su bienestar tanto psicológico, económico y social. De esta forma jamás aprenderán a ser libres, y por lo tanto, nunca lograrán la verdadera felicidad, y en el peor de los casos terminarán dependendiendo emocionalmente de otros… Pero si consiguen encontrar satisfacciones en la soledad, se convertirán en seres mucho más fuertes emocionalmente.

    Uno de los mayores problemas que tienen las personas es que no pueden soportar la verdad y la soledad, debido a que en el sistema nos educan a ser dependientes de otros, a crear nuestras verdades a medida, a estar siempre con alguien para sentirnos felices y a gusto, a que nos den la razón, porque no sabemos qué hacer si no tenemos a alguien con quien estar, y eso nos conduce a tener que soportar y caer en multitud de tretas ocasionadas por esa necesidad, de cubrir esa carencia que tenemos que buscar en gente extraña, con todo el grave peligro que tiene eso.

    Hay demasiada soledad en la sociedad actual, de personas que son fracasadas y abandonadas, que tienen mucho miedo a relacionarse, y que intentan reconstruir su vida después de una ruptura sentimental sin conseguirlo, la mayoría de las veces traumática. Existe un cierto pudor para aceptar la soledad, porque es duro de vivir con nosotros mismos solos, no sabemos convivir sin compañía y nos deprimimos, no lo hemos aprendido, ni con los padres ni en la escuela. Por no saber sobrevivir a la rutina, al tedio y a la repetición, por lo que es preciso saber cambiar de costumbres continuamente, aunque se hagan las mismas cosas, hay que procurar hacerlas de diferente manera y novedosamente. Se puede ser feliz en soledad, pero necesitas tener una inteligencia muy desarrollada.

    ARTURO KORTAZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA©

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