Él era capaz de llenar toda una estancia sólo con su fragancia. Era, lo que se suele decir, un caballero; de esos que escuchan antes de hablar, de los que te miran a los ojos cuando les hablas, de los de amplia y franca sonrisa y gesto amable. Refinado en su educación y cultivado en su lenguaje…

Su cuidada imagen exterior era fiel reflejo de lo cuidado de su espíritu. Era un hombre de mirada especial, corazón alegre, serenidad contagiosa.

Ayer se marchó. Lo echaron. Un día no pudo afrontar ni un recibo más y la casa se la quedó el banco. Él ha perdido su hogar y el barrio lo ha perdido a él. Una tragedia de proporciones inimaginables, irreparable.

Un puente menos al cielo…

narrraluz28

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