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Artista: Paul Gauguin
Título: El Cristo amarillo
Fecha: c. 1889
Medio: óleo sobre lienzo
Dimensiones: 92 × 73 cm
Ubicación actual: Buffalo, NY, Albright-Knox art Gallery

 

Mucho antes de que la estética Simpsons invadiera nuestro mundo Gauguin ya pintó un Crucificado completamente amarillo. Siguiendo la técnica del «cloisonné» inspirada en los esmaltes y vidrieras el autor dota a toda la escena de una atmósfera ilusoria partiendo de grandes manchas de color muy marcadas, simplificando los volúmenes y suprimiendo todas las sombras. Pero la razón por la que elijo esta imagen para presentar el icono de la crucifixión no es por la técnica ni por el color, sino más bien porque el crucificado se inserta en la vida real de estas mujeres campesinas del campo bretón. El color amarillo del Cristo se mimetiza con los tonos amarillos y naranjas del otoño de esta zona francesa. Pero ahí no acaba la unión de la realidad con esta escena del evangelio, el pintor se inspiró en una talla policromada del siglo XVII, versionada por un escultor local, que encontró en la iglesia de Trémalo, cerca de Pont-Aven. Además esta misma imagen aparece en un autorretrato que el autor se hizo el mismo año, denominado autorretrato con Cristo amarillo. Por tanto Jesús crucificado y realidad van de la mano muy lejos de los Crucificados tenebristas, aislados de todo, o completamente idealizados. Además las tres mujeres que aparecen en la escena pueden son una referencia clara a las marías que estaban al píe de la cruz. Si bien al autor no se le conoce una gran religiosidad, es posible que intentara plasmar con la escena la piedad popular de la gente sencilla con la que convivía. Un pequeño detalle aumenta la carga simbólica del cuadro, al fondo un hombre salta la valla, lo que puede indicar el deseo de evasión presente en toda la obra y en la vida del artista.

En la Palabra de Dios

«Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Después dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa.» (Jn 19, 27-27)

No tenemos muchos datos de las personas que estuvieron realmente al pie de la cruz. Sí sabemos que algunos huyeron y se encerraron por miedo a los judíos y que otros regresaron a sus casas. En esta escena del evangelio de Juan tenemos presentes a tres mujeres, María de nombre las tres, y a Juan el discípulo amado. Cuesta creer que no hubiera mucha más gente, aunque sólo fuera por el morbo de ver un ajusticiamiento, pero también es cierto que es doloroso ver morir a aquel que ha cambiado tu vida y le llena de sentido y de repente desaparece.

A partir de la escena evangélica y de la intencionalidad del autor del cuadro os invito a cada uno a hacer oración partiendo de estas dos preguntas:

  • ¿Cómo hubiese sido mi reacción si hubiera sido uno de los que seguían a Jesús? ¿En qué lugar me hubiera colocado en la escena de la crucifixión?
  • ¿En la actualidad soy capaz de ver el rostro del crucificado a mi alrededor? ¿qué color tendría que escoger para pintar mi «Cristo amarillo»?  ¿en qué lugar habría de pintarlo?

Las preguntas aun siendo conocidas no dejan de ser profundas, afrontarlas en es un reto aunque muchas veces nuestra respuesta sea como la del hombre que huye saltando la valla.

 

publicado en misión joven en marzo de 2013

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