Es sabido y conocido que el sistema educativo de Don Bosco tiene como pilares básicos la razón, la religión y el amor. Es cierto también que esta terminología fue elegida por Don Bosco en el siglo XIX y que hoy puede sonar un tanto arcaica, y más, si nos quedamos sólo en la corteza, es decir en la formulación y no profundizamos en lo que quiere significar. Los salesianos en el camino de preparación al bicentenario del nacimiento de Don Bosco (2015) estamos acercándonos al sistema preventivo y eso nos lleva a este número de Misión Joven en el que tratamos la razón en el mundo educativo.
El término “razón” según la visión clásica del humanismo cristiano, destaca el valor de la persona, de la conciencia, de la naturaleza humana, de la cultura, del mundo del trabajo y de la vida social. Ofrece un cuadro de valores a modo de equipamiento que el ser humano necesita para su vida familiar, su inmersión en la vida civil y su acción política. Don Bosco formulaba tales objetivos con palabras incisivas y sencillas, tales como “alegría”, “estudio”, “piedad”, “trabajo”, “humanidad”. El Santo ofrece a los jóvenes un programa sencillo y sintetizado en la fórmula ser ciudadano ejemplar, porque se es buen cristiano. La “razón” entendida desde el sistema de Don Bosco, señala los valores del bien, los objetivos que hay que alcanzar y los medios y modos que hay que emplear. La “razón” invita a los jóvenes a una relación de participación en los valores captados y compartidos. Supone la visión de una antropología actualizada, valiente, libre de reducciones ideológicas. El educador moderno debe saber leer con atención los signos de los tiempos y transmitir lo que ayer y hoy se conoce como valores, más allá de denominaciones o ideologías que se imponen y normalizan. La «razón», en definitiva, habla hoy de paz, libertad, justicia, participación, igualdad, solidaridad, desarrollo, ecología,…
He de reconocer que trasladar un término abstracto como es la razón a una ilustración en la portada que diga y exprese lo que el número quiere contar es un poco difícil. Al final opte por mezclar las letras estilo vintage (que nos habla de lo clásico) con un círculo (que expresa modernidad y simpleza). Divido esta vez la cubierta en dos partes, por un lado la parte frontal que mezcla lo viejo con lo nuevo, las letras que representan lo tradicional del concepto y por otro el círculo que hace de “o” que tiene un aire más moderno y actual. En la parte posterior tres círculos se entremezclan para expresar lo que decíamos más arriba y que ya dijo don Bosco con palabras y con su obra, que en educación hacen falta la razón, la religión y el amor y unas sin otras no tienen sentido. Lo que pretendo es mezclar lo antiguo y lo nuevo, dos estéticas diferentes que muestran un mismo mensaje, al igual que la intencionalidad de este número; actualizar un término que a priori puede parecer viejo pero que tiene una verdadera actualidad.