En la Palabra de Dios
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» (Jn 20, 19-22)
A diferencia de Lucas (Hch 2, 1-41), Juan coloca la venida del Espíritu el mismo día de la resurrección de Jesús. En medio de los miedos y el dolor se presenta de nuevo la vida y esa vida nos acompañará siempre por medio del Espíritu. Los discípulos reciben el aliento del Resucitado y el mandato de perdonar en su nombre y con su poder. Como en aquel primer día, saber que Jesús ha resucitado significa saberse capaz de perdonar, porque se cuenta con el Espíritu de Jesús. quien se sabe acogido y querido por Dios tiene la fuerza y la facultad de querer y acoger.
Contempla la vidriera de Köder y a la vez repite las palabras de Jesús «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados» piensa y reza en tu experiencia de perdón, en las veces que te has sentido acogido por el Padre. Piensa y reza a la vez en tu experiencia de perdón hacia otros, la acogida, el amor…