Vivir reconciliados
prodigo
Creo que este es uno de los títulos más bonitos de todos los que hasta ahora me ha tocado ilustrar en esta revista. Desde el primer momento vi claro qué imagen es la que debía de ir en primer plano, el padre amoroso que acoge con cariño al hijo que creía perdido. El icono que Jesús nos presenta en el evangelio de Lucas ha sido desde siempre ejemplo de la misericordia infinita de Dios, misericordia que no pone límites ni condiciones, que acoge y acompaña.
Siguiendo con la estética que me he propuesto para este año 2014 debía ahora buscar la imagen que hiciera el contraste en la contraportada. Tenía que ser una imagen que fiel a la de la portada, que ayudara a profundizar un poco más y ampliar el sentido que este número quiere dar. Hablar de reconciliación no es hablar sólo del sacramento ni de la acogida de Dios. Hablar de reconciliación, y sentirse reconciliado, es aunar todas las dimensiones de la persona; reconciliado con uno mismo, aceptación de cómo soy, de mis limitaciones y de mis capacidades,… reconciliado con el entorno social, con capacidad de escucha, de perdón, de diálogo,… reconciliado con las estructuras sociales, que se respetan, que se cambian cuando son injustas, que se dialogan,… reconciliado con la economía, con la justicia, con la política, con la educación,… buscar una imagen que representase todo esto no era fácil. Al final opté por darle la vuelta al icono del evangelio, ¿Y si el joven no se hubiera ido de casa? ¿Qué pasó para que llegase a esa situación? Y de ahí surgió la idea del niño abrazando al padre, un abrazo amoroso a aquel todo te lo ha dado. Un abrazo a ese abuelo que es capaz de reñirte para que corrijas lo que está mal pero a la vez te quiere con locura. Un abrazo que es respuesta del niño que sabe quien le quiere, que no tiene suspicacia ni mala intención, ni doble sentido ni encierra apariencia. Un abrazo real y tierno.
prodigo reverso
Si realmente viviéramos reconciliados nuestra relación con Dios sería como la de este niño y no tendríamos miedo a que él fuera quien nos acogiera. Si realmente viviéramos reconciliados el encuentro con el otro se podría dar desde esta perspectiva, sin miedo, sin vergüenza, …

marzo

 

Publicado en : Misión Joven

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