Una comedia barata. Eso es tu vida. No hace reír ni llorar, lo peor que le puede pasar a una comedia… Tu vida deja indiferente.

El guión es bastante pobre y la trama no lleva a ningún sitio. Es una sucesión de escenas inconexas y faltas de tensión dramática. Que da sueño vamos…

¿Tu interpretación? ¡Ahí sí! ¡Magistral! ¡Sublime! ¡Épica! Nunca vi una sonrisa que transmitiera tanta pena…

narraluz06

3 respuestas a «#narraluz 6»

  1. El Narraluz de hoy compone un maravilloso juego de espejos, como si fueran fractales. Primero, la fotografía y el texto se reflejan perfecta, infinitamente, la una a la otra, en su crueldad y en su patetismo diría que intencionado, en su histrionismo quebrantado por la falta de color y la melancolía.

    Pero los espejos no terminan aquí: en el relato, la risa se ve reflejada en el llanto, la comedia en la indiferencia, el guión en el sinsentido, la sonrisa en la pena. De la misma forma, en la imagen, el hombre es quien sus ojos dicen, pero el espejo le devuelve a una persona en la que tal vez no se reconozca.

    El discurso que abre el Narraluz es, también, el de alguien que se está mirando en un espejo. Hay un poema brutal que Jaime Gil de Biedma escribe para sí mismo, y que termina así:

    A duras penas te llevaré a la cama, 
    como quien va al infierno 
    para dormir contigo. 
    Muriendo a cada paso de impotencia, 
    tropezando con muebles 
    a tientas, cruzaremos el piso 
    torpemente abrazados, vacilando 
    de alcohol y de sollozos reprimidos. 
    ¡Oh innoble servidumbre de amar seres humanos, 
    y la más innoble 
    que es amarse a sí mismo!

    El hombre se mira al espejo y no encuentra sentido. ¡Ni siquiera la luz encuentra sentido en los espejos! En cuanto llega a su superficie, se da la vuelta y sale a buscar el horizonte. El hombre no encuentra sentido en los espejos pero no deja de mirarlos, de buscarse a sí mismo en los otros. Y seguimos diciendo, como Macbeth: 

    “La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a saberse de él: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada” 

    Tal vez el protagonista tenga todo el significado que anhela al alcance de una mirada. En los ojos de su esposa, en el gesto amable de un vecino. Pero cuántas veces se nos escapa el sentido más evidente mientras nos damos golpes, como un insecto tonto, contra el espejo.

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