La primera que se va a enfadar cuando lea este texto es mi madre. El otro día hablábamos de lo difícil que se está convirtiendo el lenguaje en los últimos años por la cantidad de neologismos que se están incluyendo. Esta es una de las consecuencias del mundo global y del efecto de las redes sociales. Lo que pasa a nuestro alrededor va tan rápido que no nos da tiempo a buscar una palabra en castellano para referirnos a una moda o una conducta. Además, esto responde al mundo global, las conductas y los términos utilizados son los mismos para los jóvenes de todo el mundo. Sirva esta pequeña introducción para hablar del tema de este mes, el zombing.
La verdad es que traducir zombing es complicado, vendría a ser algo así como “zombeando” o “hacer el zombi”. En el lenguaje de los jóvenes se utiliza para referirse, en las redes sociales, cuando una persona que te ha dejado, ha roto una relación personal o te ha hecho un ghosting –ahora os explico esta palabrita–, y vuelve sin previo aviso mandando un mensaje directo y queriendo recuperar esta relación. Zombing proviene de zombi –gracias a Dios esta palabra sí que está recogida en la RAE– y se define como persona muerta vuelta a la vida. Es decir, que cuando una relación se da por muerta, una de las dos partes quiere volver a resucitarla. El problema está en que muchas veces esta ruptura se ha hecho a través del ghosting, es decir, hacer un fantasma, dicho de otra manera, cuando una de las dos personas desaparece de la relación sin dar señales de vida y bloqueando a la otra parte en el WhatsApp. Resumiendo, ambas palabras se utilizan para definir la ruptura y la vuelta a una relación de una manera muy poco convencional.
Como podemos ver, las redes sociales hacen que la manera de relacionarnos cambie. Los jóvenes están viviendo su afectividad y sexualidad de manera diferente a como la vivimos nosotros de jóvenes. Hay una parte de la relación que se hace presencialmente, de tú a tú, como no podría ser de otro modo, pero otra parte de ella se hace en el mundo digital. Ambos mundos, el real y el digital, se complementan y relacionan. La cuestión es que algunos jóvenes sólo usan el mundo digital para crear y romper una relación, como si fuera una aplicación que se puede instalar y desinstalar a placer. Educar en la humanidad, la afectividad y el respeto al otro se está convirtiendo en uno de los grandes retos para los educadores en este complejo mundo digital.
@jotallorente, sdb